domingo, 20 de noviembre de 2011

Noviembre


"Otoñal llega siempre el ángel de la melancolía. Debemos ofrecerle sacrificios y no rehuirlo. (…)

Los días se acortan, la noche llega pronto; se redescubren el fuego y las luces. Se avecina el tiempo de la fiesta de los muertos, de los paseos en el cementerio, pero también aquél de las visitas nocturnas de divinidades generosas. Los sueños comienzan a transformarse: se insinúan diseños mánticos. Nos acercamos al tiempo más misterioso del año, a las noches crudas, pero también a las fiestas de la luz. Esa luz se aproxima custodiada, se transforma en la lumbre de la caverna, lumbre oculta, plena de promesas.
(…)
El mes gris trae consigo el adiós de la naturaleza. Con él llegan el luto, la fiesta de los muertos, la melancolía. Sin embargo, se aproximan también potencias repletas de anuncios y crece una serenidad más tranquila, más íntima que aquella otra de la cosecha y la vendimia. Los muertos se acercan en sueños.
(…)
Mientras oscurece, se enciende la esperanza. Se despabila en todos los brotes, en las yemas, en los terrones del suelo oscuro; se ilumina como la llama de las candelas. Después llegará la fiesta de las luces."

(Ernst Jünger, November, 1959. La traducción es mía)


1 comentario:

don Gerardo de Suecia dijo...

Saludos desde Suecia!

Un poco de poesía de Suecia (Nils Ferlin)

A las estrellas no les importa

No es posible contarles
leyendas y cosas así...
Dicen que caen estrellas
cada vez que alguien muere.

En el frío de las noches, escuchando
la música helada del viento,
oía los perros aullando
como aúllan por alguien que ha muerto.

A las viudas oía gritando
y a los niños sollozando por pan.
A las estrellas no les importa
si las personas vienen o se van.